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Ramón de Aguilar

No leas poesía

No leas poesía

(Parodiando un escrito de Marco Antonio de la Parra, leído hace muchos años en el desaparecido periódico “El Sol”, y al que pertenecen las bellas frases entrecomilladas)

 

Ten cuidado, mucho cuidado: No leas poesía porque, si lo haces, se romperá tu rutina y en tu vida, “amaestrada por los hábitos y la existencia programada, entrará el aliento quemante del poema”.

La poesía cambia nuestras vidas, da color a los días grises, amplía el horizonte, ilumina las miradas y nos abre el corazón... Si la lees terminarán por “preguntarte en el trabajo qué te pasa, qué te ha sucedido”. Si no quieres ser más bueno o  más sabio o más tú, no leas poesía o “notarás sus devastadores efectos: la esponjosidad del pensamiento, la tendencia al desvarío, el profundo paladeo del lenguaje, los ojos que miran de otro modo lo que antes parecía opaco, mudo, indiferente...”

Que no te engañen. La poesía es para los niños y los locos, para los enamorados de la vida, los románticos melancólicos, los eufóricos visionarios... La poesía es para los insatisfechos e inconformistas, para los rebeldes comprometidos, para los soñadores... No la leas o “desaparecerá lo obvio de tu vida... Se convertirá tu existencia en un huerto de destellos... Amanecerá”

Los lectores son una especie en extinción y tú tienes toda la vida por delante: el progreso, el triunfo y la conquista... Que nadie te confunda con un “ser imaginario, elfo, enano o dinosaurio”.

“Los poemas son como mariposas, epifanías, instantáneas del alma, conjuro de una mirada hecha verbo, sonido, imagen, cristalización que crea adictos, que deja marcado para siempre, que exige generosidad, poros abiertos, riesgo de vida o muerte en su lectura”. No digas que no te lo advertí, que no te he prevenido: No leas ni un poema, ni un verso, ni una sílaba, “quédate fuera de un universo explosivo, de un territorio donde no existen los límites, de una catarata de visiones, de una constante profecía”

Te lo repito por última vez: No leas poesía; ni un poema, ni un verso, ni una sílaba... Si caes en la tentación, estás perdido, serás otro, se te cambiará la vida, se iluminarán tus días grises y tu sonrisa:

El horizonte y el corazón se te han de abrir si lees poesía.

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