Como si de niños se tratara... (Gregorio López)
Todos, como si de niños se tratara,
somos frágiles y débiles.
Ante el desamor, la adversidad, el olvido...
BUSCAMOS
una cara conocida,
un seno donde acurrucarnos,
unas manos que agarrar,
un paisaje de esperanza.
NECESITAMOS
derrochar besos,
hombros donde reposar nuestras penas,
que nos beban las lágrimas,
encontrar sonrisas cómplices,
que nos abracen el corazón.
Y APRENDER
que la vida es viaje permanente,
la fuerza del susurro de la persona amada,
que el sol sale después de la tormenta,
que nuestros sueños son los mismos,
que la Feria llega siempre,
y esperándola crecemos juntos,
por lo que nunca seremos ajenos.
Este poema es en realidad el SALUDA del Goyo, como alcalde, en el programa de la Feria de Casas Ibáñez... Creo que ya comenté algo al respecto en mi última carta, porque me encantó leerlo, acostumbrados como estamos a que nos digan siempre lo mismo con las mismas palabras vacías... Peo si lo he elegido a él, que no alardea de escritor, para iniciar esta sección es, además, por las palabras que escribió para la presentación de mi libro y que, pecando de vanidoso, os transcribo a continuación:
Muchas gracias por acompañarnos esta mañana en la presentación del libro del ibañés Ramón de Aguilar. Y digo bien lo de ibañés, porque sin ser nacido en nuestro pueblo, le bastó con pasar aquí unos pocos años de su vida para que sus gentes y paisajes quedaran prendidos para siempre en su corazón, y de ahí los haya ido destilando en cada uno de sus cuentos y novelas.
Pero Ramón no se apropia sólo de personajes y espacios literarios de los que pasan por su vida acá, sino que además hace suyos los problemas, los anhelos y esperanzas de la gente de todos aquellos lugares que conoce, en este caso de su tierra de adopción en Mariquita (Colombia). Y pienso que como Ramón se ha sentido adoptado y querido en todas las ciudades y pueblos donde ha vivido, es por eso que como escritor se convierte en cómplice de todos los desposeídos y desarraigados que se encuentra en su camino: los emigrantes de Serradiel, en su novela "El Cerro de los Cuchillos"; las inmigrantes dominicanas, en su cuento "Ocho minutos de Navidad" y de las niñas y ancianos colombianos que están detrás de la publicación de este libro.
Por eso os animo a adquirirlo, para disfrutar de una lectura que vais a sentir muy cercana en los personajes y sus circunstancias. Los dieciséis cuentos del libro nos hablan de héroes anónimos, de don Nadies venidos a más, de amores tardíos, del agua en la Naturaleza, de niños traumatizados, de pillos y pillas, de amores inocentes, de mentiras piadosas, de codicia colectiva, de enigmáticas señoritas de pueblo, de ilusiones circenses, de amores de vagabundos, de soldados buenos en guerras malas... En definitiva, historias de gente normal y, a la vez, especial.
Muchas gracias, Ramón, por tu obra llena de imaginación y sentimientos. Y muchas gracias, Miguel Ángel, de Publicaciones Acumán, por apoyar iniciativas de buen corazón, como la que hoy nos ocupa.
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