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Ramón de Aguilar

Cuando una gallina valía dos duros

Cuando una gallina valía dos duros

 

 El próximo 23 de abril, día del libro, verá la luz mi nueva novela: Cuando una gallina valía dos duros, que recibió el premio Alhóndiga de narrativa breve en el año 2012. La pública la Editorial Denes, en su colección “Calabria” y se presentará oficialmente en la Feria del Libro de Valencia. Ayer corregí las últimas pruebas y di el visto bueno a la portada.

En la contraportada, al anunciar lo que lector se encontrará en las páginas del libro, se remarca que el juego entre lo explícito y lo implícito (lo que se dice para insinuar lo contrario, lo que se silencia para expresar lo que se calla), va a ser una constante a lo largo de una historia en la que fantasía y realidad se entrelazan y confunden, en la que buhoneros, domadores de circo y buscadores de lámparas maravillosas se mezclan con maestros de escuela, taxistas y posaderos; en la que, a través de los ojos de un niño, que pasea su inocente mirada por el mundo que le rodea, conoceremos (más que las casas, las calles y los parajes de un pueblo), a un puñado de personajes entrañables (locos, viejos, niños, perros, tenderos…); más que las riberas de un río o un puñado de montes escarpados, el descubrimiento del placer de la lectura y de valores como la amistad, el amor, la lealtad y la gratitud.

Espero que algún día tengáis ocasión de leerla y, como anticipo, os dejo esta muestra: El preámbulo con el que se inicia y el índice con el que se termina.

 



 

PREÁMBULO EN EL QUE SE CUENTA

TODO LO QUE SE HA DE CONTAR

ANTES DE EMPEZAR A CONTAR



La vida me ha llevado de aquí para allá. Me arrancó de mi casa cuando sólo era un niño, me sacó de la miseria y me paseó por un mundo que nunca hubiera imaginado.

¡Qué lejano todo de aquella casa de Pitarque en la que transcurriera mi infancia!

He visto tantos lugares hermosos que siempre creí que nunca más volvería a asombrarme: Grandes ciudades con cuidados parques y avenidas, pueblos escogidos en cada uno de los rincones del globo; hoteles suntuosos, playas de moda, acogedores refugios de montaña...

¡Qué lejana la ermita de San Cristóbal, que siempre veía desde la ventana, desde aquellos empañados cristales por los que aprendí a mirar!

Todo se me fue pegando a la piel y ya podría decir que soy un ciudadano del mundo, sin patria chica ni grande...

Y, sin embargo, cuando llegan la noche, o el cansancio, o la tristeza de una lluvia pertinaz sobre los cristales, me acuerdo del pueblo, de aquella calle embarrada y oscura, a la que llegamos un frío día de invierno mi madre y yo.

Me acuerdo del niño que fui y siento nostalgia de los carros, de los perros sin amo, de la ropa áspera y del humo saliendo de cada chimenea, del frío de mi casa en los oscureceres de invierno y del libro viejo y sin tapas donde leía que el mundo es grande y hermoso.

Todavía lo creo.

 

 

 

ÍNDICE

 

Preámbulo en el que se cuenta todo lo que se ha de contar antes de empezar a contar.

 

Capítulo I

En el que se narra cómo un enano llegó a la masía, buscando un tesoro que no debía andar muy lejos del río Pitarque.

Capítulo II

En el que se siente el pasar de los días, después de que quien cuenta y su madre llegaran a la casa de los abuelos en Pitarque.

Capítulo III

Con las historias del perro Sartén, que apareció por la carretera de Ejulve, y de Juanita, que vino de Olocau del Rey.

Capítulo IV

Y de cómo, tal vez, Juanita se marchó con un buhonero que llegó a Pitarque por la Virgen del Rosario.

Capítulo V

En el que se explican los tiempos verbales con la ayuda de un niño que se come una uva.

Capítulo VI

O de cuando se secó la rambla del Mal Burgo del Guadalope y todo lo que pasó por querer que un tal Daniel cantara para que lloviera.

Capítulo VII

En el que se plantea si un barquito de caña quizá pueda llegar desde el río Pitarque al Guadalope, después al Ebro y por fin al mar.

Capítulo VIII

En el que aparecen una escuela sin tinteros, un libro sin tapas y un cuento que sólo se cuenta cuando nieva.

Capítulo IX

En el que sabremos si Daniel, cuando vino a Pitarque, cantó o no cantó para que por fin lloviera.

Capítulo X

Con una lección de Geografía en la que el nuevo maestro explica que los Órganos de Montoro son “montañas jóvenes”.

Capítulo XI

Donde Amador (aunque nunca se diga su nombre), aparece por el camino de Aliaga, con un ostentoso anillo en el índice de su mano derecha.

Capítulo XII

El de un cigarro que nunca se fumó o el de cómo Mónica ocupó la habitación que Juanita había dejado vacía para siempre.

Capítulo XIII

En el que Amador regresa y se encuentra en Pitarque con un sobrino que aún no había emigrado a Zaragoza.

Capítulo XIV

De la amistad de un león y el amor de una trapecista del mismo circo.

Capítulo XV

En el que se continúa la historia que empezó en el capítulo anterior y que, como todos saben, ocurrió en Pitarque cuando una gallina valía dos duros.

Capítulo XVI

El que por última vez se ve a Amador en Pitarque, antes de aparecer en televisión para el desasosiego de todos.

Capítulo XVII

En el que la plaza de Pitarque se hace más grande con el vació que deja el circo que se va, llevándose a los prisioneros de su carpa

Capítulo XVIII

O final: En el que se regresa a Pitarque, tantos años después, y todo lo que se encuentra… que no es poco.

2 comentarios

Javier Fernández -

Bonito libro, muy bien escrito y que se leer en un santiamén.

Javier Fernández -

Muy bonito libro, magníficamente escrito, facilísimo de leer.
Javier Fernández